

A mediados del siglo XIX se pusieron de moda en Estados Unidos las llamadas "comunidades utópicas" u " asociacionistas". Una de las más exitosas, que sobrevivió hasta mediados del siglo pasado, fue la de los perfeccionistas, un movimiento comunista fundado en el condado de Oneida ( Nueva York) por John Humphrey Noyes. La colonia, con 250 habitantes, era autosuficiente: sus habitantes envasaban hierbas medicinales y productos de granja y explotaban un aserradero. Hombres y mujeres cobraban lo mismo y los salarios eran mayores para los que hacían las tareas menos atractivas, como los servicios de limpieza. Sus experimentos sexuales, una estricta eugenesia, una severas prácticas anticonceptivas, como la continencia masculina, y la cría y educación de los nilos fueron muy criticados desde el exterior.
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