La membrana antirreflectante está formada por varias capas de nanotubos de sílice superpuestas a distintos ángulos. En cambio, en el interior de cada una de las láminas, los nanotubos están dispuestos de forma ordenada, formando un mismo ángulo. El material que se obtiene mediante con este sistema, tiene una capacidad única para controlar la luz. Los científicos aseguran que puede incluso fabricarse una membrana que no refleje nada de luz.
El nuevo material tiene enormes aplicaciones. Podría emplearse para crear placas solares mucho más eficientes, que absorban toda la luz que les llega o desarrollar mejores pantallas de emisión de luz de diodos, en las que se minimicen las pérdidas por reflejos.
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